sábado, 13 de agosto de 2011

LA COMUNICACIÓN


Si se ejerce con ética profesional, la comunicación sociales uno de los trabajos más apasionados que puede realizar el ser humano. No consiste sólo en la mera transmisión de noticias, sino que abarca un conjunto de “intereses” que envuelven las actividades de una sociedad. Así, el comunicador se convierte en el sujeto que capta tales actividades y que, al transmitirlas a la comunidad, influye en ella en una forma notoria. Es necesario hacer una evaluación de la influencia que los medios de comunicación masiva tienen, sobre la sociedad. Ya Marshall Mc.Luhan lo puntualizó al dar a conocer su famosa tesis de que “el medio es el mensaje”, y ello con independencia de contenido.
Desde tal enfoque, las sociedades se conforman en virtud de la extensión de sus medios comunicativos; es decir, éstos, como la luz eléctrica, llevan implícito el contenido. Sin estar completamente de acuerdo con tesis tan radical, se puede concluir que ésta parte de un a priori: precisamente el de la poderosa influencia de los medios sobre la comunidad. “Todo romano estaba rodeado de esclavos. El esclavo y su psicología inundaron Italia antigua y todo romano se convirtió por dentro y sin saberlo, por supuesto en un esclavo. Debido a que vivía constantemente en un ambiente de esclavos llegó, por conducto de su inconsciencia, a infectarse con la psicología de ellos. Nadie puede escudarse contra una influencia parecida”. (Contribución Analítica de la Psicología, Londres) La cita que hace Mc. Luhan sobre la influencia de los esclavos en la visión de las cosas de sus amos, según Jung, resulta perfecta para percatarse de la que a su vez, tiene la radio, prensa, cine, televisión, revistas, libros, etc. sobre nuestra vida contemporánea. El comunicador es un generador de noticias y, al mismo tiempo, un moldeador o hacedor de opinión pública. Por eso su responsabilidad es enorme. El comunicador con ética sabe que su labor no es un pasatiempo, sino una profesión que implica muchas horas de trabajo. Es consciente que el manejo de espacios periodísticos implica solvencia moral sin que importe el área o el medio en que se ejerza. El comunicador tiene que tener la claridad absoluta que su mensaje está contribuyendo a configurar una sociedad mejor. La vida del comunicador puede resultar tan apasionante como su profesión: tiene oportunidad de conocer a personas que se desenvuelven en diferentes áreas de la actividad humana; de estar en el lugar de los hechos, y llevar una existencia enriquecedora. Quizá porque muchas personas se están percatando de esos beneficios, ha ido en aumento el deseo de consagrarse a la comunicación social. Sin embargo, abundan los mediocres; pero también existen aquellos de vocación e interés por la comunicación, que manejan adecuadamente las herramientas de su profesión con solvencia y moral. La aldea global es una realidad. El uso de los medios de comunicación sin previo análisis de que lo que son y lo que significan para la vida del hombre actual, resulta negativo. Nuestros antepasados inmediatos vivían en mundos tan escasos de información, tan solitarios y marginados. Su problema era la soledad y la escasez informativa. Hoy la información es abundante y uno de los más graves problemas de ese caudal es la falta de jerarquización para poner a cada información en su nivel, evitando confusión y destinando a obtener mayor beneficio en la “comunicación de masas”.
(Artículo escrito en octubre de 1985, diario La Verdad)

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